miércoles, 9 de abril de 2014

GUÍAS DE LECTURA


Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda.

Podéis descargar el libro completo aquí:

Novela

Propuesta de lectura:


Un viejo que leía novelas de amor


martes, 8 de abril de 2014

LUIS SEPÚLVEDA

NOMBRE DE TORERO 
En los años sombríos del nazismo, desaparecen de un rincón secreto de la prisión de Spandau unas valiosísimas monedas de oro. Casi cincuenta años después, caído el Muro de Berlín, dos personajes oscuros pero poderosos, con un pasado político turbio, contratan cada uno por su lado a dos «antiguos combatientes», Juan Belmonte -el que tiene nombre de torero- y Frank Galinsky. En «paro» laboral e ideológico, ambos deben partir en busca de un botín robado que nadie se atreve en realidad a reclamar oficialmente. Belmonte acepta el encargo por amor a Verónica; Galinsky, por un viejo hábito de obediencia militante cuyo ideal es ahora el de enriquecerse «como todos los demás». Al mismo tiempo, al otro lado del mundo, un viejo humilde y solitario recibe un misterioso mensaje
¿Llegarán a enfrentarse Belmonte y Galinsky ? ¿Existe realmente el tesoro? En tiempos implacables como los que vivimos, ¿vencerá el amor o la codicia?


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UN VIEJO QUE LEÍA NOVELAS DE AMOR 
 Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.